El matrimonio infantil sigue siendo un gran problema en todo el mundo. Especialmente en África Occidental y Central, y en Asia Meridional, según datos de la ONG Plan International. Cada dos segundos una niña es obligada a casarse. Si esta tendencia continúa, se espera que para el año 2020, más de 140 millones de niñas se vean afectadas.
En España, el 23 de julio de 2015 entró en vigor la Ley de Jurisdicción Voluntaria. A partir de la misma, se eleva el mínimo de edad para poder casarse a los 16 años; además, como informa El País, elimina la posibilidad de que un juez autorice a hacerlo a aquellos que hayan cumplido los 14 años, como permitía la anterior versión.
Aunque en nuestro país la tendencia va en descenso, desgraciadamente, desde 1975, se han casado 28.690 niños y niñas, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. El mayor número se registró en 1979, con 2.837 uniones de este tipo (2.763 eran niñas). Sin embargo, en los últimos 14 años, solo 365 menores de 16 años se han casado. Con la actual ley, nuestro país se equipara a Europa.
Uno de nuestros principales literatos del siglo XVIII, Leandro Fernández de Moratín, ya abordó este problema en su obra teatral El sí de las niñas. En ella critica los casamientos por conveniencia: el dinero no es motivo suficiente para contraer matrimonio. Además, cuestiona los matrimonios desiguales entre una mujer joven y un hombre tan mayor. Por último, el autor se opone al abuso de autoridad que ejercen los padres sobre sus hijos. La finalidad de Moratín es instruir al espectador y recordar la importancia del uso de la razón incluso en el amor. Todo esto ha contribuido a que El sí de las niñas sea una obra relevante aun en nuestros días. La valiente controversia que Moratín planteó al público de su época parece hoy menos importante en Europa; sin embargo, como vemos, todavía existen muchos lugares y culturas en el mundo en donde este autor ilustrado sería visto como irreverente y desafiante.
No es fácil legislar. Hasta hace bien poco, nuestra ley española permitía a un menor con 13 años tener relaciones sexuales. En la actualidad, tras una reforma del Código Penal, se eleva la edad mínima de los 13 hasta los 16 años. Nuestro país tenía el límite más bajo de la Unión Europea.
El matrimonio infantil es una clara violación de los derechos humanos aunque se permita en diversas regiones del mundo, especialmente en las más desfavorecidas. En el plano mundial, en los países en desarrollo (sin incluir a China), alrededor de una de cada tres mujeres jóvenes (aproximadamente 70 millones) entre 20 y 24 años de edad contrajo matrimonio antes de cumplir 18 años.
La multiculturalidad que se da en Europa conlleva mucho trabajo a la hora de regular las costumbres étnicas y religiosas que vienen de fuera. Éstas son comunes para los extranjeros en sus países de origen pero no así en el nuestro. Recientemente leía que el Gobierno alemán propone multar a los imanes que casen a menores. Las tradiciones pesan mucho, quizás demasiado cuando se mezclan con creencias religiosas. La dignidad y la libertad de la persona debería ser lo primero, cuanto más si encima hablamos de menores.